Ejercicios de Rehabilitación de hombro tras fractura
Rehabilitación de las fracturas de húmero proximal y diafisarias
Las fracturas del húmero proximal son muy frecuentes, sobre todo en personas de edad avanzada con osteoporosis, aunque también en jóvenes por traumatismos deportivos o de alta energía.
Tras el tratamiento inicial, bien el reposo con cabestrillo, o bien con cirugía, los ejercicios de rehabilitación son imprescindibles para recuperar la movilidad y función del hombro que se ha perdido con la inmovilización.
La fisioterapia inicial incluye ejercicios pendulares, ejercicios pasivos asistidos y finalmente los que ganan la fuerza. Comience su recuperación con fisioterapia desde casa.
Si supera los ejercicios de este apartado sin dolor, puede continuar con la sección de rehabilitación del hombro por fases pinchando en el siguiente enlace:
Fracturas de húmero proximal. Fracturas del hombro.
Las fracturas de húmero proximal se consideran lesiones frecuentes. Un 6% de las fracturas del adulto son de este tipo. Son muy frecuentes en mayores de 60 años, debido a su asociación con la osteoporosis. Afectan en gran medida al sexo femenino (3 veces más incidencia en mujeres). También pueden ocurrir en población joven, aunque requieren traumatismos de mayor energía (deportes, accidentes de tráfico, caídas de altura,…)
Su mecanismo de producción casi siempre es por traumatismo indirecto. Es decir, el golpe no se produce en el hombro, sino que se produce por apoyo de la mano o el codo, produciendo la compresión o rotaciones forzadas a nivel del hombro. Más raramente se pueden ver fracturas de hombro relacionadas con crisis epilépticas o electrocuciones, que suelen acompañarse de luxaciones.
Evaluación
El dolor es el primer síntoma que lleva a sospechar la fractura tras un traumatismo. Se localiza en la región anterior del hombro y suele ser un dolor muy intenso. Se acompaña de imposibilidad de realizar movimientos con el hombro. En ocasiones se acompaña de hematoma, aunque éste suele ser de aparición tardía. El hematoma suele ser extenso y llamativo, desde la axila y pectoral, hasta la región interna del brazo. Se conoce como hematoma de Hennequin.
Tipos de fractura de húmero proximal. Clasificación.
La clasificación de las fracturas del húmero proximal más útil es la que las divide en función de número de fragmentos en que se rompe el hueso. Se llama clasificación de Neer. Suelen dividirse en 4 regiones (aunque pueden no estar todas afectadas):
- Cuello anatómico: separa la superficie articular (la que está recubierta de cartílago) del resto del húmero.
- Cuello quirúrgico: el trazo de fractura asienta por debajo de la cabeza humeral. La diáfisis del húmero se desplaza hacia medial por acción del músculo pectoral mayor, mientras que la cabeza humeral se voltea por acción del manguito rotador.
- Troquíter: es la tuberosidad mayor del húmero. En el se insertan los tendones de los músculos rotadores externos del manguito rotador: supraespinoso, infraespinoso y redondo menor. Al fracturarse, el fragmento se desplaza hacia arriba y hacia atrás por acción de la tracción de estos músculos.
- Troquín: es la tuberosidad menor donde se inserta el tendón del músculo subescapular, que es el rotador interno del manguito rotador. Al fracturarse, el fragmento se desplaza hacia la parte medial por acción de este potente músculo.
– El tratamiento más frecuente de las fracturas de húmero proximal es el cabestrillo. Tras la inmovilización, la rehabilitación. –

Tratamiento
El 80% de las fracturas del húmero proximal se tratan mediante terapia conservadora, sin cirugía. Requieren una inmovilización inicial para evitar desplazamientos secundarios de la fractura, mediante el uso de cabestrillo o vendaje de Velpeau. El tiempo de inmovilización depende, entre otros, del tipo de fractura. Suele requerir entre 3 ó 4 semanas de inmovilización. Tras este tiempo, se comienza con ejercicios suaves que evitan la rigidez: los ejercicios pendulares (ver vídeo), que se mantendrán un tiempo hasta que se autoricen ejercicios más exigentes como los pasivos o autoasistidos. Los ejercicios más activos o con carga de peso se difieren al menos hasta la 4ª o 5ª semana.
El tratamiento quirúrgico depende del tipo de fractura, la edad, la calidad y la fragmentación ósea y los requerimientos funcionales del paciente. Si se recurre a la cirugía es para garantizar una correcta posición de los fragmentos desplazados y conseguir la mejor función posible mediante rehabilitación precoz. Normalmente requiere un período de inmovilización menor, aunque la rehabilitación tras la cirugía también es necesaria. El protocolo de ejercicios tras la cirugía es similar al tratamiento conservador (ver vídeo). En la cirugía, los dispositivos de osteosíntesis pueden ser agujas percutáneas, placas bloqueadas con tornillos, clavos endomedulares, tornillos, suturas transóseas o anclajes.

Placa atornillada para tratamiento de la fractura de húmero proximal
Fracturas de húmero diafisarias
Las fracturas de la diáfisis humeral son las que se encuentran en la parte intermedia de húmero, es decir, alejado del hombro y del codo. Son las que se encuentran por debajo de la inserción del pectoral mayor hasta por encima de la cresta supracondílea Son aproximadamente un 15% de las fracturas del húmero y se presentan principalmente en:
- Varones jóvenes: debido a traumatismos de alta energía, como los accidentes.
- Mujeres mayores de 60 años: debido a la osteoporosis.
Este tipo de fracturas tiene la peculiaridad de poder llevar asociada una parálisis del nervio radial en aproximadamente un 20% de los casos. El nervio radial discurre muy en proximidad a la diáfisis humeral por lo que le hace susceptible a tener lesiones debido a la fractura ocasionando la parálisis de la extensión de la muñeca y los dedos: Síndrome de la mano caída.
Clasificación de las fracturas de húmero diafisarias
Las fracturas diafisarias de humero se pueden clasificar en:
- Fracturas en función del trazo de fractura: longitudinales, oblicuas, espiroideas, transversas, conminutas,…
- Fracturas en función de la integridad de la piel: abiertas o cerradas.
- Fracturas en función de lesiones asociadas: daño neurológico o vascular, fractura sobre tejido tumoral o quístico.
- Clasificación de la AO: La más utilizada actualmente.
Diagnóstico de las fracturas diafisarias de húmero
La sospecha clínica de la fractura diafisaria de húmero comprende:
- dolor
- deformidad
- hinchazón del brazo
- impotencia funcional.
Para el diagnóstico de las fracturas es imprescindible el estudio radiológico radiografías AP y lateral de húmero completo incluyendo hombro y codo
Es necesario descartar lesiones neurológicas y vasculares en las fracturas de húmero diafisarias, dada la proximidad de vasos y nervios.

Fractura espiroidea de diáfisis humeral
Tratamiento conservador de las fracturas diafisarias de húmero
La mayor parte de las fracturas del tercio medio del húmero se tratan sin cirugía mediante una inmovilización con yeso en U o yeso funcional de Sarmiento. Su principal inconveniente es la rigidez de las articulaciones vecinas: codo y hombro, dado el tiempo de inmovilización que requieren. Es por ello que se requiere una rehabilitación de las fracturas de húmero: ejercicios que conseguirán vencer esta rigidez. Son importantes los ejercicios de rehabilitación del hombro y también los ejercicios para tratar la rigidez del codo.
Otra opción de tratamiento es el yeso colgante de Caldwell que se utiliza sobre todo cuando existe un acortamiento de la fractura. Estemétodo utiliza el propio peso del brazo y la escayola para alinear y reducir el acortamiento producido por la fractura
Tras un tratamiento inicial con esta inmovilización una vez conseguido el callo blando puede cambiarse el yeso por una férula o por una ortesis tipo brace
La fractura tarda en consolidar una media de 11 semanas. La tasa de pseudoartrosis es inferior al 10%.

Una de las técnicas quirúrgicas más empleadas para la fractura diafisaria de húmero es la placa atornillada.
Tratamiento quirúrgico de las fracturas diafisarias de húmero
Los métodos para la osteosíntesis que las fracturas diafisarias de húmero pueden ser:
- Placa atornillada: consiguen una consolidación de un 95% de los casos. Las tasas de complicaciones son bajas, pero requieren heridas y disección de tejidos amplias. Dependiendo de la localización de la fractura, la placa se introduce variando el abordaje: deltopectoral anterolateral o por vía posterior.
- Abordaje mínimamente invasivo (MIPO): Consiste en reducir la fractura de forma indirecta e implantar una placa atornillada utilizando varias incisiones pequeñas con una disección menos agresiva. No están exentos de lesionar el nervio radial.
- Fijación intramedular con clavo: no existen diferencias en cuanto a la efectividad de los clavos y las placas aunque se ha descrito mayor incidencia de dolor en el hombro en el punto de entrada del clavo.
- Fijación externa se utiliza en fracturas muy conminutas, fracturas abiertas o con lesión de partes blandas y en fracturas infectadas.
Parálisis radial asociada a las fracturas diafisarias de humero
Popularmente se le conoce como el Síndrome de la mano caída. Este tipo de parálisis se divide en tres grupos según cuándo se evidencia la lesión del nervio:
- Lesiones primarias: aparecen en el mismo momento de la fractura. Suponen un 12% de las fracturas cerradas, aunque alcanzan una incidencia del 23% cuando la fractura afecta al tercio distal del húmero. Se recuperan espontáneamente en un 97% de los casos. Su presencia no indica una revisión quirúrgica en los primeros 4 o 6 meses. Si pasado ese tiempo no se recupera se recomienda la revisión quirúrgica.
- Lesiones secundarias: son las que se producen después de la reducción cerrada o tras la cirugía.
- Lesiones diferidas: no están relacionadas con la fractura ni con su tratamiento aparecen tras días o meses del tratamiento.